El ADN como sistema de telecomunicaciones

POR JOAN EGEA BARBER
12/08/2022

El ADN como sistema de telecomunicaciones

Los nuevos conocimientos sobre ENERGÍA/MATERIA desde la interacción de diferentes ámbitos como la astrofísica o la biología, entre otros, están a punto de revolucionar toda la ciencia moderna.

Actualmente, la materia ordinaria observable, la que podemos percibir constituye menos del 5% de toda la materia-energía del universo.

Las enigmáticas fuerzas del éter luminoso que defendía Nikola Tesla en sintonía con la Teoría del Campo Electromagnético Unificado desarrollada especialmente a partir de Michael Faraday y James C. Maxwell están siendo estudiadas bajo nuevos conceptos como energía o materia oscura, entre otros.

La fuerza del Campo Electromagnético Unificado, constituido de energías y masa en forma de partículas masiva que interactúan débilmente, rodean toda la materia observable de todo el universo como un aura que lo envuelve todo.

La energía del éter o campo electromagnético afecta a todos los eventos del universo, aunque se continúa dejando a nuestra imaginación el modo en que estas fuerzas predominantes pueden interactuar con la materia observable y relacionarse con las demás formas de energía.

Las fuerzas de energía-materia del éter siguen unos principios de funcionamiento desconocidos, pero a pesar de ello, fuimos capaces de desarrollar tecnologías basadas en este funcionamiento, como las nuevas tecnologías de las comunicaciones que han propiciado los mayores avances de nuestra civilización.

Estos logros alcanzados pronto podrían verse superados significativamente, mediante una tecnología con profundas similitudes a la que originó la era de las telecomunicaciones, dando lugar a una revolución tecnológica más humana y social de logros mucho más significativos para la humanidad.

Entre las diferentes líneas de investigación, cabe destacar los descubrimientos en torno al conocimiento del genoma humano y nuevas formas de aplicabilidad práctica.

Se trabaja con la hipótesis de que el ADN pudiese haber surgido de las interacciones de las transmisiones de energía cósmica, pudiendo haber quedado determinada su evolución por radiaciones cósmicas y diferentes formas de vida en la tierra.

La ENERGÍA/MATERIA interconectada a través del éter, no permanece en silencio, sino que emite una señal de información. El ADN, por su parte, constituye un sistema de telecomunicaciones con una antena capaz de detectar las emisiones de información y captar las emisiones entrelazadas, funcionando como una especie de satélite, encargado de emitir dicha señal a todo nuestro sistema neuronal.

No somos conscientes de estas transmisiones de señal porque carecemos del sistema sensorial para responder ante ellas (no disponemos del equivalente a un altavoz, o una pantalla de televisión, por ejemplo). Pero de modo inconsciente inconsciente estamos sujetos a este flujo de señal intuitiva en cada instante, en todo momento.

La calidad de esta comunicación está determinada por factores dependientes de las secuencias del ADN individual, configurándose como una especie de sexto sentido magnético intuitivo.

Las transmisiones de energías en el espacio y el tiempo, a través de un continuo flexible de características electromagnéticas, que posibilitan que las ondas de señales se propaguen a velocidades constantes, han podido ser la fuerza impulsora evolutiva para la generación de todas las moléculas de ADN.

El ADN desempeñaría un papel central en el reconocimiento de la energía no observable e inconsciente gracias al campo electromagnético unificado (de estructura y naturaleza desconocida). Todos los eventos y mecanismos biológicos estarían sujetos a estas fuerzas.

La epigenética nos ofrece conocimientos entre la secuencia del ADN y el medio ambiente. El mecanismo epigenético, decodifica flexibiliza la señal entre el ADN y la señal del medio ambiente, funcionando como un sistema de telecomunicaciones con señales de información energética.

Aunque no lleguemos a comprender los mecanismos que gobiernan las evidentes interacciones entre la genética y el medio ambiente, el vínculo del ADN con las emisiones de energías entrelazadas permitirá descubrir secretos cruciales de la naturaleza, que están llamados a revolucionar la salud psicológica, biológica y social de las personas.

La tecnología del ADN como sistema de telecomunicaciones, a través de la energía entrelazada  y sus aplicaciones suponen por tanto una de las esperanzas más gratificantes para nuestra civilización.

Este artículo se corresponde con uno de los capítulos del curso Teleautomatón, si te ha parecido interesante puedes ampliar información en el enlace de abajo.

Joan Egea Barber.

 

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