Rutinas y hábitos

POR JOAN EGEA BARBER
13/01/2023

Rutinas y hábitos

La realidad que manifestamos es creada desde nuestras creencias y nuestra fe, que depende del desear, pero sobre todo del hacer.

A través de nuestras experiencias cotidianas vamos transformando nuestras habilidades o capacidades potenciales en determinados hábitos personales.

Al observar algunas de nuestras habilidades o capacidades, comprobamos que fuimos aprendiendo a responder con ciertas conductas, y que a base de rutinas de repetición estas conductas o comportamientos se convirtieron en un hábito en nuestras vidas, formando parte de nuestra identidad o personalidad.

Mediante el proceso de transformación de rutinas en hábitos, aprendemos e integramos una propia y específica programación. Pero estos aprendizajes no siempre fueron los más adecuados, puesto que no todos los hábitos que hemos incorporado a nuestro repertorio son positivos.

Para incorporar un buen hábito o eliminar un mal hábito en coherencia con nuestro proyecto de vida, hemos de tener la necesidad y la motivación suficientes, que nos ofrece el experimentar el punto de quiebre que requiere el comienzo de todo ciclo de aprendizaje significativo para nuestras vidas.

Cuando la idea de pagar el precio de ir haciendo todas las acciones y cumplir con los compromisos, que nos llevan a nuestro objetivo, nos resulta más perjudicial que el hecho de no conseguirlo, es porque continuamos tolerando no tenerlo. Con la escusa de esperar un mejor momento, tomamos la decisión de dejar de hacer, llegando incluso al momento en que sea demasiado tarde.

Disponemos de extraordinarias habilidades ocultas, que en algún momento de nuestras vidas pusimos en práctica a través de nuestras experiencias cotidianas, pero que, sin embargo, en algún momento de desafío o interferencias ajenas, nos convencieron de la triste mentira de que dicha capacidad no iba con nosotros y decidimos esconderla de nuestro repertorio.

Nos convencimos de que cada vez que nos enfrentabamos ante una nueva oportunidad, la mejor elección era desaprovecharla, y en vez de volvernos personas más competentes y autónomas, mediante el desarrollo de dicha habilidad, nos convertimos en seres frustrados incapaces de volver a creer en muchas de nuestras propias posibilidades.

Con el tiempo perdimos las nuevas oportunidades, que la vida a todos y todas siempre nos presenta, para poder desarrollar nuevas habilidades y así convertirnos en personas más competentes, autónomas y empoderadas.

Desde un propósito de vida bien definido siempre resultará más sencillo adquirir el hábito de actuar por iniciativa propia, orientados al logro de nuestros objetivos y sin esperar controles externos que nos indiquen cómo debemos o no debemos comportarnos.

El progreso y crecimiento personal no radica en las grandes decisiones que tomamos en nuestras vidas, sino en aquellas pequeñas elecciones y decisiones en forma de acciones rutinarias del día a día.

Nuestro cerebro asocia respuestas automáticas, especialmente ante determinados estímulos que se le presentan día tras día a la misma hora, en el mismo lugar y en el mismo orden. 

En el programa formativo del desarrollo de un proyecto de vida, desde una mentalidad sistémica, te indicamos, entre otras, la realización de las siguientes rutinas:

  1. Madruga todos los días y aprovecha ese tiempo de silencio para cargarte de energía por medio del ejercicio, el contacto con la naturaleza o la meditación.
  2. Prográmate espacios y momentos de silencio y tranquilidad.
  3. Aléjate de las aglomeraciones.
  4. Evita las distracciones que provocan las redes sociales y los medios de comunicación.
  5. Modela a gente con resultados.
  6. No esperes a tener la preparación y la oportunidad perfecta. Hazlo ya.
  7. Visualiza el panel visionario varias veces a lo largo del día enfocándote al máximo hacia tu proyecto y propósito de vida.
  8. Acepta el fracaso y la crítica pues son indicadores de que vamos por el buen camino.
  9. Persiste, la victoria es de los que no abandonan.
  10. Escribe y declara cada día tus pequeños éxitos y agradécelos.
  11. Velocidad y diligencia controlada.
  12. Aprender a ver el lado positivo de las cosas, apreciar donde estamos y lo que tenemos en el presente.

Joan egea Barber

Este artículo se corresponde con uno de los capítulos de la trilogía Vibra+ Sistémica, si te ha parecido interesante puedes ampliar información en el enlace siguiente.

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